La cosa es muy simple. Te quiero. Aún recuerdo esa noche de 30 de noviembre, con lluvia torrencial, con nada de visibilidad en la carretera, con mi padre con un nerviosismo casi insólito, con frío. Recuerdo lo que traía puesto. Una playera amarilla, mezclilla, y una sonrisa grande por la emoción de conocerte.
Fuiste el primer "error" que le conocí a mis padres. Y te queríamos conocer.
Sonreíste conmigo a la primera. Sin ningún esfuerzo, me caíste bien. Decidí que te quería, que lo haría siempre. Ni sé porqué. Todos supimos siempre que no iba a ser fácil quererte. Todos los días se pelea contigo, todos los días hay que hacer algo con esa imprudencia tuya, con ese carácter tuyo, con esa facilidad de hacer enojar a la gente que tienes, y con ese humor negro que desde siempre te volvió nuestra versión de Mafalda.
Mi hermana mayor y yo, tuvimos que hacer equipo contra ti, porque de otra manera hubiera sido todo más difícil. De hecho, tu llegada al mundo le hizo a la familia siempre las cosas más difíciles. Debo de decir que también las hizo siempre más divertidas.
Cuando todo parecía claro, cuando para mí las cosas eran casi claras, decidiste vivir conmigo. Y empecé a saber qué es eso de vivir con una adolescente loca y ser algo así como el "hermano mayor". Sé que no lo he hecho bien. Pero gracias a eso aprendí a cocinar, a explicar las cosas, a ver cine, a cantar, a cuidar a alguien, a jugar con todo, y aprendí que Xalapa es un lugar lindo para vivir.
Aprendí a compartir cosas contra mi voluntad, a esconder mi dinero, a proteger mis revistas, a hacer ensaladas, a tener gatos, a esperar, a encabronarme con facilidad, y a reírme como niño...
Todo sería más fácil si no estuvieras. Todo. Llegar a la quincena, organizar mis cosas, ver películas, dormir, levantarme, vivir sin pensar en alguien más, sin adoptar el rol de "responsable", en fin, todo.
Hemos pasado por todo. Hemos dejado de hablarnos, nos hemos mandado a la chingada, hemos aprendido a compartir la comida, el jazz, el cine, las lecturas. He tenido que enseñarte cosas y hemos reído juntos como mensos. Me has salvado la vida constantemente, me has dado motivos para estar vivo cuando no creía tenerlos, y también constantemente, me has proporcionado enormes cantidades de esa sustancia tan extraña que conocemos como felicidad.
Alguna vez me dijiste que yo había sido tu ídolo, hasta que me conociste. Ahora que he dejado de serlo, y me he vuelto simplemente en un tipo promedio que es tu hermano, tengo que agradecerte todo este tiempo. Tengo que agradecer a mis papás que hayan cometido ese "accidente" que te volviste tú, y te tengo que agradecer a ti por estar viva, por hacer que mi vida tenga risas, y tenga siempre el sonido de tu canto y la música de tu jarana y lo negro de tu humor y lo luminoso que es estar cerca de ti.
Es 30 de noviembre. Y te quiero.
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa _o_ Te quiero!!!! Gracias por nuestra vida!
ResponderEliminarWow!es algo tan hermoso este texto Albantro que hasta parece que te lo fusilaste de un buen y lindo hermano, jajajja no es verdad, es muy lindo hasta me dio envidia no tener un hermano mayor, un hermano pues...felicidades a ambos
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